Reflexiones sobre la educación de las hijas (1787) e Historias originales (1788)
Las dos primeras obras de Wollstonecraft tratan el tema de la educación. La primera de ellas, Reflexiones sobre la educación de las hijas, es una guía de comportamiento, un texto que aconseja no sólo acerca de asuntos morales como la benevolencia, sino también acerca de los relacionados con la etiqueta, como el vestir. Este tipo de escritos eran extremadamente populares durante el siglo XVIII, en particular entre la clase media emergente. Aunque gran parte de esos escritos son poco originales, algunos fragmentos, como el de la descripción de Wollstonecraft del sufrimiento de la mujer soltera, apuntan a que la escritora no imitó simplemente a otros autores.
Vindicación de los derechos del hombre (1790)
En 1790 Edmund Burke publicó Reflexiones sobre la Revolución francesa. Burke, que había apoyado la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, sorprendió a sus contemporáneos argumentando en contra de los revolucionarios franceses. Su libro trajo como consecuencia lo que ahora se conoce como la "Revolution Controversy" (que podría traducirse como "polémica de la revolución"), un folleto de guerra que respondía al texto de Burke.La Vindicación de los derechos del hombre de Wollstonecraft fue la primera de muchas otras obras seminales en esta guerra, pero Wollstonecraft no sólo estaba contestando a las Reflexiones de Burke, sino también a su Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello (1756), en el cual el escritor argumentaba que la belleza está asociada con la debilidad y la feminidad y que lo sublime está asociado con la fuerza y la masculinidad. Wollstonecraft le da la vuelta a la retórica de Burke en Reflexiones, girándola contra él; argumenta que su teatral puesta en escena, como la que hace en su conocida y adornada descripción de los horrores que María Antonieta tuvo que sufrir, convierte a los lectores de Burke—los ciudadanos— en débiles mujeres que quedan convencidas por el espectáculo. Además critica la argumentación clasista de Burke, demostrando, como muchos otros de sus críticos, que es movido por el sufrimiento de María Antonieta pero no por la situación apremiante de las mujeres pobres y muertas de hambre en Francia; de hecho, desprecia a éstas abiertamente. Wollstonecraft también desafía la afirmación de Burke acerca de que la tradición debe sostener la teoría política; defiende la racionalidad, señalando que el sistema de Burke llevaría lógicamente a la continuación de la esclavitud por el simple hecho de ser una tradición ancestral. Wollstonecraft no rechaza la necesidad de la compasión en las relaciones humanas que Burke enfatiza, pero a menudo sostiene que esa compasión es insuficiente para la cohesión social y en cierto punto escribe: "Una miseria semejante pide algo más que lágrimas—me detengo para recordarme a mí misma—hay que analizar siempre cualquier situación racionalmente." Significativamente, finaliza Vindicación de los derechos del hombre con una referencia a la Biblia: "Teme a Dios y ama a las criaturas que le pertenecen. ¡Contemplad el deber del hombre al completo!"
Primera edición impresa de Vindicación de los derechos de la mujer: críticas acerca de asuntos políticos y morales
Vindicación de los derechos de la mujer es una mezcla de géneros literarios —un tratado político, una guía de comportamiento y un tratado educacional. Con el fin de discutir la posición de la mujer en la sociedad, Wollstonecraft esboza las conexiones entre cuatro términos: derecho, razón, virtud y deber. Los derechos y deberes están completamente ligados para Wollstonecraft —si se tienen derechos cívicos también se tienen deberes cívicos. Tal y como ella comenta brevemente "sin derechos no puede haber ninguna obligación"
Uno de los principales argumentos de Wollstonecraft en Vindicación de los derechos de la mujer es que las mujeres deberían ser educadas racionalmente, de modo que pudieran así contribuir a la sociedad. Wollstonecraft contesta así de forma mordaz a escritores como James Fordyce y John Gregory y filósofos educacionales como Jean-Jacques Rousseau, el cual sostiene que la mujer no necesita educación racional. (Rousseau, como es bien conocido, argumenta en Emilio (1762) que la mujer debería ser educada para el placer.) Contrariamente, Wollstonecraft mantiene que las esposas deberían ser las compañeras racionales de sus maridos. Apunta que si una sociedad decide dejar la educación de sus hijos a las mujeres, éstas deben estar bien educadas para poder pasar el conocimiento a la siguiente generación. Wollstonecraft declara que las mujeres son estúpidas y superficiales (las llama, por ejemplo,"spaniels" o "juguetes" en cierto momento ), pero dice que no es debido a una deficiencia innata sino a que los hombres les han negado el acceso a la educación. Wollstonecraft está decidida a ilustrar las limitaciones que la falta de educación ha supuesto a las mujeres; poéticamente, escribe: "Enseñadas desde su infancia que la belleza es el cetro de las mujeres, la mente se amolda al cuerpo y, errante en su dorada jaula, sólo busca adornar su prisión." La implicación de esta afirmación es que, sin el daño ideológico que anima a las jóvenes desde temprana edad a centrar su atención en la belleza y las mejoras exteriores, las mujeres podrían lograr mucho más.
Puede ser objeto de debate hasta qué punto creía Wollstonecraft en la igualdad de mujeres y hombres; ciertamente no fue una feminista en el sentido moderno de la palabra (las palabras feminista y feminismo no existieron hasta después de 1890 ), ya que no pedía igualdad de derechos (por ejemplo no pedía el derecho al sufragio para las mujeres) en sus escritos. Declara que hombres y mujeres son iguales a los ojos de Dios y que están sujetos a las mismas leyes morales. En cualquier caso, las peticiones de igualdad contrastan con sus declaraciones acerca de la superioridad de la fuerza y el valor masculinos. Wollstonecraft mantiene, en la conocida y ambigua frase: "No se concluya que quiero invertir el orden de las cosas; ya he asegurado que, por su constitución, los hombres parecen diseñados por la Providencia para lograr un mayor grado de virtud. Hablo refiriéndome a este sexo en general; pero no veo motivo alguno para concluir que sus virtudes debieran diferir a causa de su naturaleza. De hecho, ¿cómo sería posible si la virtud es una constante eterna? Debo, por tanto, si razono consecuentemente, sostener tan enérgicamente que ellos siguen ese mismo fin como sostengo que Dios existe."
Una de las críticas más mordaces de Wollstonecraft en Vindicación de los derechos de la mujer es la que hace contra la falsa y excesiva sensibilidad, particularmente en las mujeres. Argumenta que las mujeres que sucumben a la sensibilidad son "movidas por cualquier ráfaga o sentimiento momentáneo" y debido a que son "presas de sus sentidos" no pueden pensar racionalmente. Y así, declara, no se perjudican sólo
a sí mismas sino a toda la civilización: éstas no son mujeres que puedan ayudar a perfeccionar la civilización —una idea popular en el siglo XVIII— sino mujeres que colaboran en su destrucción. Wollstonecraft no defiende que la razón y los sentimientos debieran actuar independientemente; cree que deberían servirse la una a la otra.
Además de sus argumentos filosóficos más generales, Wollstonecraft traza un plan educacional específico. En el capítulo 12, "Sobre la educación nacional", sostiene que todos los niños deberían ser enviados a un "internado nacional" al mismo tiempo que se les da cierta educación en casa que
"incentive el amor por el hogar y los placeres caseros." También mantiene que esta escolaridad debería ser mixta, ya que hombres y mujeres, cuyos matrimonios son los cimientos de la sociedad, deberían ser "educados según el mismo modelo".
Wollstonecraft dirige su texto a la clase media, a la cual llama "el estado más natural", y Vindicación de los derechos de la mujer está impregnado de la visión burguesa del mundo. Defiende la modestia y la diligencia y ataca la riqueza empleando el mismo lenguaje con el que acusa a las mujeres de falta de utilidad. De todos modos, no es una amiga incondicional de la pobreza; por ejemplo, en su plan nacional de educación sugiere que, después de los nueve años, los pobres deberían ser separados de los ricos y enseñados en otra escuela.
Mary (1788) y María (1798)
Ambas son novelas de Wollstonecraft centradas en la desesperada situación que sufrían algunas mujeres en el siglo XVIII. En la primera de ellas, Mary: A Fiction (en español La novela de María), la protagonista de análogo nombre, a la que hicieron caso omiso en su infancia, se convierte de repente en heredera; consecuentemente su familia le acuerda un conveniente matrimonio con un hombre que ni siquiera conoce. El marido de Mary, Charles, desaparece rápidamente en la novela y la historia se centra en la relación entre Mary y su amiga enferma, Ann. Viajan por Europa juntas con la
esperanza de mejorar la salud de Ann, pero sin éxito; Ann muere. Durante ese tiempo, Mary conoce y se enamora de Henry. Tras la muerte de Ann, Mary y Henry vuelven a Inglaterra. Henry también está enfermo, pero Mary elige vivir con él y con su madre durante las semanas que le quedan. Mary nunca se recupera de la pérdida de Ann y Henry y cuando su marido reaparece al final del libro no puede soportar estar en la misma habitación que él. El final del libro sugiere que ella morirá joven. Al igual que María, este libro es una reflexión sobre el matrimonio. No hay ningún matrimonio exitoso en la novela y al final, cuando está muriendo, Mary "piensa que se está acercando a ese mundo en el que no hay matrimonio y ser dado en matrimonio", presumiblemente como una parte positiva de su situación. Las únicas relaciones satisfactorias del libro son las amistades, e incluso éstas acaban de forma trágica para Mary.
María es una novela inacabada a menudo considerada la obra más radical de Wollstonecraft. En ella detalla muchos de las "injusticias sufridas por la mujer", no sólo desde un punto de vista individual sino también general. La protagonista, María, es encerrada en un manicomio por su derrochador marido con el fin de robarle el dinero; tristemente, su hija también le es arrebatada. Mientras se encuentra en el manicomio, María conoce y quizá se enamora de un hombre llamado Darnford, pero debido a que el relato está inacabado, no queda claro si Wollstonecraft pretendía resolver felizmente la trama sentimental o acabar la novela trágicamente. María también entabla amistad con una de las enfermeras, Jemima, que, al igual que la propia María, tiene una horrorosa historia que contar sobre su vida de casada. El relato de Jemima da a Wollstonecraft la oportunidad de mostrar los vínculos entre mujeres de diferentes clases. Significativamente, es uno de los primeros momentos en la historia del feminismo en que se apunta un argumento relacionado con las clases sociales, el cual afirma que las mujeres de diferentes posiciones económicas tienen los mismos intereses por el hecho de ser mujeres. Profundamente afectada por sus propios asuntos sentimentales y experiencias en Francia, Wollstonecraft cambió algunas de sus opiniones previas acerca de las clases; no habría hecho esas mismas afirmaciones seis años antes, cuando describía a la clase media como "el estado
natural".
Cartas escritas en Suecia, Noruega y Dinamarca (1796)
Es un relato de viaje, pero uno muy particular; consiste no sólo en las reflexiones de Wollstonecraft acerca de Escandinavia y sus gentes sino también acerca de su relación con Imlay (aunque no se le menciona por su nombre). En ésta, su última obra importante finalizada, Wollstonecraft está fuertemente influenciada por los temas que trata Rousseau en Ensoñaciones del paseante solitario (1782): "la búsqueda de la fuente de la felicidad humana, el rechazo estoico de los bienes materiales, el abrazo extático de la naturaleza y el papel esencial de los sentimientos en el entendimiento". Mientras Rousseau rechaza en última instancia la sociedad, Wollstonecraft celebra el panorama nacional y el progreso industrial en sus textos.
Wollstonecraft también explora las conexiones entre lo sublime y la sensibilidad. Muchas de las cartas describen el impresionante paisaje de
Escandinavia y los deseos de Wollstonecraft de crear una conexión emocional con ese mundo natural. De este modo, deja un papel más importante a la imaginación de lo que lo había hecho anteriormente en sus obras. La escritora compara esta imaginativa conexión con el mundo con una comercial y mercenaria actitud que asocia con Imlay y que critica mediante sus escritos.
Las dos primeras obras de Wollstonecraft tratan el tema de la educación. La primera de ellas, Reflexiones sobre la educación de las hijas, es una guía de comportamiento, un texto que aconseja no sólo acerca de asuntos morales como la benevolencia, sino también acerca de los relacionados con la etiqueta, como el vestir. Este tipo de escritos eran extremadamente populares durante el siglo XVIII, en particular entre la clase media emergente. Aunque gran parte de esos escritos son poco originales, algunos fragmentos, como el de la descripción de Wollstonecraft del sufrimiento de la mujer soltera, apuntan a que la escritora no imitó simplemente a otros autores.
Vindicación de los derechos del hombre (1790)
En 1790 Edmund Burke publicó Reflexiones sobre la Revolución francesa. Burke, que había apoyado la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, sorprendió a sus contemporáneos argumentando en contra de los revolucionarios franceses. Su libro trajo como consecuencia lo que ahora se conoce como la "Revolution Controversy" (que podría traducirse como "polémica de la revolución"), un folleto de guerra que respondía al texto de Burke.La Vindicación de los derechos del hombre de Wollstonecraft fue la primera de muchas otras obras seminales en esta guerra, pero Wollstonecraft no sólo estaba contestando a las Reflexiones de Burke, sino también a su Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello (1756), en el cual el escritor argumentaba que la belleza está asociada con la debilidad y la feminidad y que lo sublime está asociado con la fuerza y la masculinidad. Wollstonecraft le da la vuelta a la retórica de Burke en Reflexiones, girándola contra él; argumenta que su teatral puesta en escena, como la que hace en su conocida y adornada descripción de los horrores que María Antonieta tuvo que sufrir, convierte a los lectores de Burke—los ciudadanos— en débiles mujeres que quedan convencidas por el espectáculo. Además critica la argumentación clasista de Burke, demostrando, como muchos otros de sus críticos, que es movido por el sufrimiento de María Antonieta pero no por la situación apremiante de las mujeres pobres y muertas de hambre en Francia; de hecho, desprecia a éstas abiertamente. Wollstonecraft también desafía la afirmación de Burke acerca de que la tradición debe sostener la teoría política; defiende la racionalidad, señalando que el sistema de Burke llevaría lógicamente a la continuación de la esclavitud por el simple hecho de ser una tradición ancestral. Wollstonecraft no rechaza la necesidad de la compasión en las relaciones humanas que Burke enfatiza, pero a menudo sostiene que esa compasión es insuficiente para la cohesión social y en cierto punto escribe: "Una miseria semejante pide algo más que lágrimas—me detengo para recordarme a mí misma—hay que analizar siempre cualquier situación racionalmente." Significativamente, finaliza Vindicación de los derechos del hombre con una referencia a la Biblia: "Teme a Dios y ama a las criaturas que le pertenecen. ¡Contemplad el deber del hombre al completo!"
Primera edición impresa de Vindicación de los derechos de la mujer: críticas acerca de asuntos políticos y morales
Vindicación de los derechos de la mujer es una mezcla de géneros literarios —un tratado político, una guía de comportamiento y un tratado educacional. Con el fin de discutir la posición de la mujer en la sociedad, Wollstonecraft esboza las conexiones entre cuatro términos: derecho, razón, virtud y deber. Los derechos y deberes están completamente ligados para Wollstonecraft —si se tienen derechos cívicos también se tienen deberes cívicos. Tal y como ella comenta brevemente "sin derechos no puede haber ninguna obligación"
Uno de los principales argumentos de Wollstonecraft en Vindicación de los derechos de la mujer es que las mujeres deberían ser educadas racionalmente, de modo que pudieran así contribuir a la sociedad. Wollstonecraft contesta así de forma mordaz a escritores como James Fordyce y John Gregory y filósofos educacionales como Jean-Jacques Rousseau, el cual sostiene que la mujer no necesita educación racional. (Rousseau, como es bien conocido, argumenta en Emilio (1762) que la mujer debería ser educada para el placer.) Contrariamente, Wollstonecraft mantiene que las esposas deberían ser las compañeras racionales de sus maridos. Apunta que si una sociedad decide dejar la educación de sus hijos a las mujeres, éstas deben estar bien educadas para poder pasar el conocimiento a la siguiente generación. Wollstonecraft declara que las mujeres son estúpidas y superficiales (las llama, por ejemplo,"spaniels" o "juguetes" en cierto momento ), pero dice que no es debido a una deficiencia innata sino a que los hombres les han negado el acceso a la educación. Wollstonecraft está decidida a ilustrar las limitaciones que la falta de educación ha supuesto a las mujeres; poéticamente, escribe: "Enseñadas desde su infancia que la belleza es el cetro de las mujeres, la mente se amolda al cuerpo y, errante en su dorada jaula, sólo busca adornar su prisión." La implicación de esta afirmación es que, sin el daño ideológico que anima a las jóvenes desde temprana edad a centrar su atención en la belleza y las mejoras exteriores, las mujeres podrían lograr mucho más.
Puede ser objeto de debate hasta qué punto creía Wollstonecraft en la igualdad de mujeres y hombres; ciertamente no fue una feminista en el sentido moderno de la palabra (las palabras feminista y feminismo no existieron hasta después de 1890 ), ya que no pedía igualdad de derechos (por ejemplo no pedía el derecho al sufragio para las mujeres) en sus escritos. Declara que hombres y mujeres son iguales a los ojos de Dios y que están sujetos a las mismas leyes morales. En cualquier caso, las peticiones de igualdad contrastan con sus declaraciones acerca de la superioridad de la fuerza y el valor masculinos. Wollstonecraft mantiene, en la conocida y ambigua frase: "No se concluya que quiero invertir el orden de las cosas; ya he asegurado que, por su constitución, los hombres parecen diseñados por la Providencia para lograr un mayor grado de virtud. Hablo refiriéndome a este sexo en general; pero no veo motivo alguno para concluir que sus virtudes debieran diferir a causa de su naturaleza. De hecho, ¿cómo sería posible si la virtud es una constante eterna? Debo, por tanto, si razono consecuentemente, sostener tan enérgicamente que ellos siguen ese mismo fin como sostengo que Dios existe."
Una de las críticas más mordaces de Wollstonecraft en Vindicación de los derechos de la mujer es la que hace contra la falsa y excesiva sensibilidad, particularmente en las mujeres. Argumenta que las mujeres que sucumben a la sensibilidad son "movidas por cualquier ráfaga o sentimiento momentáneo" y debido a que son "presas de sus sentidos" no pueden pensar racionalmente. Y así, declara, no se perjudican sólo
a sí mismas sino a toda la civilización: éstas no son mujeres que puedan ayudar a perfeccionar la civilización —una idea popular en el siglo XVIII— sino mujeres que colaboran en su destrucción. Wollstonecraft no defiende que la razón y los sentimientos debieran actuar independientemente; cree que deberían servirse la una a la otra.
Además de sus argumentos filosóficos más generales, Wollstonecraft traza un plan educacional específico. En el capítulo 12, "Sobre la educación nacional", sostiene que todos los niños deberían ser enviados a un "internado nacional" al mismo tiempo que se les da cierta educación en casa que
"incentive el amor por el hogar y los placeres caseros." También mantiene que esta escolaridad debería ser mixta, ya que hombres y mujeres, cuyos matrimonios son los cimientos de la sociedad, deberían ser "educados según el mismo modelo".
Wollstonecraft dirige su texto a la clase media, a la cual llama "el estado más natural", y Vindicación de los derechos de la mujer está impregnado de la visión burguesa del mundo. Defiende la modestia y la diligencia y ataca la riqueza empleando el mismo lenguaje con el que acusa a las mujeres de falta de utilidad. De todos modos, no es una amiga incondicional de la pobreza; por ejemplo, en su plan nacional de educación sugiere que, después de los nueve años, los pobres deberían ser separados de los ricos y enseñados en otra escuela.
Mary (1788) y María (1798)
Ambas son novelas de Wollstonecraft centradas en la desesperada situación que sufrían algunas mujeres en el siglo XVIII. En la primera de ellas, Mary: A Fiction (en español La novela de María), la protagonista de análogo nombre, a la que hicieron caso omiso en su infancia, se convierte de repente en heredera; consecuentemente su familia le acuerda un conveniente matrimonio con un hombre que ni siquiera conoce. El marido de Mary, Charles, desaparece rápidamente en la novela y la historia se centra en la relación entre Mary y su amiga enferma, Ann. Viajan por Europa juntas con la
esperanza de mejorar la salud de Ann, pero sin éxito; Ann muere. Durante ese tiempo, Mary conoce y se enamora de Henry. Tras la muerte de Ann, Mary y Henry vuelven a Inglaterra. Henry también está enfermo, pero Mary elige vivir con él y con su madre durante las semanas que le quedan. Mary nunca se recupera de la pérdida de Ann y Henry y cuando su marido reaparece al final del libro no puede soportar estar en la misma habitación que él. El final del libro sugiere que ella morirá joven. Al igual que María, este libro es una reflexión sobre el matrimonio. No hay ningún matrimonio exitoso en la novela y al final, cuando está muriendo, Mary "piensa que se está acercando a ese mundo en el que no hay matrimonio y ser dado en matrimonio", presumiblemente como una parte positiva de su situación. Las únicas relaciones satisfactorias del libro son las amistades, e incluso éstas acaban de forma trágica para Mary.
María es una novela inacabada a menudo considerada la obra más radical de Wollstonecraft. En ella detalla muchos de las "injusticias sufridas por la mujer", no sólo desde un punto de vista individual sino también general. La protagonista, María, es encerrada en un manicomio por su derrochador marido con el fin de robarle el dinero; tristemente, su hija también le es arrebatada. Mientras se encuentra en el manicomio, María conoce y quizá se enamora de un hombre llamado Darnford, pero debido a que el relato está inacabado, no queda claro si Wollstonecraft pretendía resolver felizmente la trama sentimental o acabar la novela trágicamente. María también entabla amistad con una de las enfermeras, Jemima, que, al igual que la propia María, tiene una horrorosa historia que contar sobre su vida de casada. El relato de Jemima da a Wollstonecraft la oportunidad de mostrar los vínculos entre mujeres de diferentes clases. Significativamente, es uno de los primeros momentos en la historia del feminismo en que se apunta un argumento relacionado con las clases sociales, el cual afirma que las mujeres de diferentes posiciones económicas tienen los mismos intereses por el hecho de ser mujeres. Profundamente afectada por sus propios asuntos sentimentales y experiencias en Francia, Wollstonecraft cambió algunas de sus opiniones previas acerca de las clases; no habría hecho esas mismas afirmaciones seis años antes, cuando describía a la clase media como "el estado
natural".
Cartas escritas en Suecia, Noruega y Dinamarca (1796)
Es un relato de viaje, pero uno muy particular; consiste no sólo en las reflexiones de Wollstonecraft acerca de Escandinavia y sus gentes sino también acerca de su relación con Imlay (aunque no se le menciona por su nombre). En ésta, su última obra importante finalizada, Wollstonecraft está fuertemente influenciada por los temas que trata Rousseau en Ensoñaciones del paseante solitario (1782): "la búsqueda de la fuente de la felicidad humana, el rechazo estoico de los bienes materiales, el abrazo extático de la naturaleza y el papel esencial de los sentimientos en el entendimiento". Mientras Rousseau rechaza en última instancia la sociedad, Wollstonecraft celebra el panorama nacional y el progreso industrial en sus textos.
Wollstonecraft también explora las conexiones entre lo sublime y la sensibilidad. Muchas de las cartas describen el impresionante paisaje de
Escandinavia y los deseos de Wollstonecraft de crear una conexión emocional con ese mundo natural. De este modo, deja un papel más importante a la imaginación de lo que lo había hecho anteriormente en sus obras. La escritora compara esta imaginativa conexión con el mundo con una comercial y mercenaria actitud que asocia con Imlay y que critica mediante sus escritos.
Claudia Liñán Moreno